Toda
intensión de reforma, de transformación, si bien por un lado conllevan un aire
fresco, por otro, es resistida por aquellos que se cobijan en los dogmas.
La
resistencia es directamente proporcional al interés afectado por toda
modificación que rompe con cierto estatus quo, con cierta cotidianeidad
establecida anquilosada.
Así se
encuentran las dificultades en el camino de la renovación, como lo que le está
pasando al Papa Francisco en el Vaticano, como sucede en otras realidades.
Parte del
Aire de estas tensiones son tan características que le han dado letra a William
Shakespiere para inspirarse en varios dramas teatrales reconocidos.
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