"No nos une el amor sino el espanto" encierra una intensión que pareciera perfilarse en las argumentaciones hacia uno u otro lado de la balanza en este camino a la votación en segunda vuelta.
Se ha escuchado y se escuchan argumentos que pugnan por menospreciar las figuras, impulsando a tomas de posiciones que se sostienen más por afinidades de clase que por reflexiones fundadas.
Pero las campañas sucias, de uno y otro lado, no hacen más que aturdir y desorientar la mirada de quienes deberán optar por dos alternativas, quizás no las mejores pero si las más representativas.
Parte del Aire de estos tiempos la catarata de propaganda está al límite de la saturación y es un alivio escuchar alguna información que escapa de lo político, como un oasis en medio del desierto.
En estos días nada será mejor que desensillar, bajar los ánimos, pensar que más allá del 22 de noviembre la vida continúa y uno tiene que seguir peleando el mango, gane quien gane.
Se ha escuchado y se escuchan argumentos que pugnan por menospreciar las figuras, impulsando a tomas de posiciones que se sostienen más por afinidades de clase que por reflexiones fundadas.
Pero las campañas sucias, de uno y otro lado, no hacen más que aturdir y desorientar la mirada de quienes deberán optar por dos alternativas, quizás no las mejores pero si las más representativas.
Parte del Aire de estos tiempos la catarata de propaganda está al límite de la saturación y es un alivio escuchar alguna información que escapa de lo político, como un oasis en medio del desierto.
En estos días nada será mejor que desensillar, bajar los ánimos, pensar que más allá del 22 de noviembre la vida continúa y uno tiene que seguir peleando el mango, gane quien gane.
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