Y la vida como la naturaleza tienen esos ciclos que de alguna manera nos dan seguridad y certeza: después de la lluvia sale el sol, al día le sigue la noche, el frío del invierno deja paso a la cálida primavera.
Sinónimo de juventud, la primavera representa el aparecer de lo nuevo, asociada al reverdecer, al brote de las hojas, la potencia de lo que está por venir y la fuerza de lo vivo que pugna por hacerse lugar.
No obstante muchas veces ese exceso de energía se canaliza mal y hemos vivido situaciones donde al ímpetu le gana el descontrol, y la violencia ha manchado la celebración primaveral.
Parte del Aire de estos tiempos conviven las sensaciones extremas, fruto de una ebullición constante donde nada pasa desapercibido, donde todo gana estado público a la vista de todos.
En este devenir de un ciclo que se renueva, la llegada de la primavera es una cuota de esperanza hacia el futuro y también una cuota de nostalgia por ese tiempo pasado que ya no volverá.
Sinónimo de juventud, la primavera representa el aparecer de lo nuevo, asociada al reverdecer, al brote de las hojas, la potencia de lo que está por venir y la fuerza de lo vivo que pugna por hacerse lugar.
No obstante muchas veces ese exceso de energía se canaliza mal y hemos vivido situaciones donde al ímpetu le gana el descontrol, y la violencia ha manchado la celebración primaveral.
Parte del Aire de estos tiempos conviven las sensaciones extremas, fruto de una ebullición constante donde nada pasa desapercibido, donde todo gana estado público a la vista de todos.
En este devenir de un ciclo que se renueva, la llegada de la primavera es una cuota de esperanza hacia el futuro y también una cuota de nostalgia por ese tiempo pasado que ya no volverá.
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