Este martes 16 de junio se conmemora un nuevo aniversario del lamentable bombardeo de la Plaza de Mayo donde un grupo de militares arrojaron sobre la Casa Rosada y civiles el fuergo de su odio.
Es bueno recordar este suceso que arrojó un saldo de más de 350 ciudadanos en lo que irónicamente fue el bautismo de fuego de la Fuerza Aerea Argentina contra los propios argentinos.
Para muchos, este fue el inicio de lo que vendría después: el terrorismo de Estado que con su sangriento ataque a la plaza, marcó el tenor de las intervenciones militares con un odio que las cegó.
Parte del Aire de este recordatorio, sesenta años ya han pasado de esto, debería aleccionarnos sobre las maneras de dirimir las diferencias en un país donde los ejemplos de negación al otro abundan.
Los antagonismos no se saldan con el aniquilamiento del otro y esto es bueno recordarlo en un tiempo donde las diferencias parecieran ser insalbables y dos los modelos de país que entran en juego.
Es bueno recordar este suceso que arrojó un saldo de más de 350 ciudadanos en lo que irónicamente fue el bautismo de fuego de la Fuerza Aerea Argentina contra los propios argentinos.
Para muchos, este fue el inicio de lo que vendría después: el terrorismo de Estado que con su sangriento ataque a la plaza, marcó el tenor de las intervenciones militares con un odio que las cegó.
Parte del Aire de este recordatorio, sesenta años ya han pasado de esto, debería aleccionarnos sobre las maneras de dirimir las diferencias en un país donde los ejemplos de negación al otro abundan.
Los antagonismos no se saldan con el aniquilamiento del otro y esto es bueno recordarlo en un tiempo donde las diferencias parecieran ser insalbables y dos los modelos de país que entran en juego.
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