Los ciudadanos de a pié no hacen justicia por mano propio, eso quedó claro con Hobbes, porque es el Estado el que detenta la fuerza y desde ese lugar imparte justicia y seguridad para todos.
Que justamente aquellos funcionarios públicos, los agentes de seguridad, sean los mismos que te cuidan y te roban es, cuando esto toma conocimiento público, un golpe a la credibilidad de la policía.
Parte del Aire de la función de la policía es proteger, velar por la paz social y esto se logra con una conducta intachable de parte de los integrantes de la fuerza que viene bastante cuestionada desde hace tiempo.
Lograr la confianza es una tarea difícil, muchas veces titánica cuando la misma se perdió hace años: la rápida acción en la exhoneración del policía que salió a robar en la ciudad es el camino directo para recuperar.
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