Las vacaciones son una de las conquistas de los movimientos trabajadores del siglo XX e impulsadas por gobiernos fascistas como el de Mussolini en Italia.
Tiempo de descanso y esparcimiento, las vacaciones apuntan a otra industria: el turismo y al entretenimiento, tanto para los propios trabajadores como sus hijos en el receso invernal.
Pero para tener vacaciones hace falta tener trabajo y en estos tiempos complejos, las condiciones de acceso al trabajo se han ido relajando y la tercerización o subcontratación atentan contra los beneficios sindicales.
Parte del Aire de estas vacaciones invernales nos encuentran en el desarrollo de una disputa, a mitad de año, de reapertura de paritarias o incluso frente a la amenaza de cierre de fuentes laborales.
El trabajo dignifica y para no caer en una situación de crisis social es necesario sostener las fuentes laborales, redistribuir los ingresos y garantizar el acceso a eso que nos hacía ciudadanos del siglo XX.
Tiempo de descanso y esparcimiento, las vacaciones apuntan a otra industria: el turismo y al entretenimiento, tanto para los propios trabajadores como sus hijos en el receso invernal.
Pero para tener vacaciones hace falta tener trabajo y en estos tiempos complejos, las condiciones de acceso al trabajo se han ido relajando y la tercerización o subcontratación atentan contra los beneficios sindicales.
Parte del Aire de estas vacaciones invernales nos encuentran en el desarrollo de una disputa, a mitad de año, de reapertura de paritarias o incluso frente a la amenaza de cierre de fuentes laborales.
El trabajo dignifica y para no caer en una situación de crisis social es necesario sostener las fuentes laborales, redistribuir los ingresos y garantizar el acceso a eso que nos hacía ciudadanos del siglo XX.
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