Carlos Luna es propietario de una vivienda en 14 entre 53 y
55 • Le incendiaron la casa dos veces y le robaron en varias ocasiones luego de
haber realizado una denuncia por la golpiza que recibió una de las hijas
menores de un vecino.
El periodista Carlos Luna lleva cuatro meses sin poder
habitar su hogar debido al acoso sistemático de sus vecinos, que le incendiaron
la casa dos veces y le robaron en varias ocasiones. Luna es propietario de una
vivienda en 14 entre 53 y 55, que fue prendida fuego por primera vez a mediados
de febrero, luego de haber realizado una denuncia por la golpiza que recibió
una de las hijas menores de un vecino. El incendio se repitió días después.
Luna cree que el hombre denunciado es el responsable de
todos los incidentes que sufre desde hace cuatro meses, y reclama protección de
las autoridades para poder recuperar su hogar.
El vecino denunciado se dedica el cirujeo, y fue objeto de
una serie de denuncias anteriores por explotación infantil, ya que sus hijas
adolescentes trabajan recogiendo basura en condiciones lamentables.
Carlos Luna dice que no bajará los brazos, ya que haber dado
cuenta a las autoridades de la violencia que sufren las menores “es un deber
cívico de todo ciudadano”.
“No voy a arrepentirme de haber hecho lo correcto, y tampoco
voy a abandonar mi casa porque una mafia de barrio me quiera echar”, sostuvo el
periodista.
Un clima con mucho conflicto
A mediados de febrero de este año, Carlos Luna –que compró la
casa en 2008– formalizó en la comisaría de Mercedes una denuncia por la golpiza
que recibió una de las hijas menores de su vecino. La chica tiene entre 13 y 15
años.
“Yo estaba en mi casa y escuchaba los gritos. Primero llegó
una vecina que los separó, porque le estaban pegando con un rebenque. Llamé a
Control Urbano y dos vecinos llamaron a la policía. Un patrullero llegó y
enseguida se fueron”, recuerda Luna.
Antes de eso hubo otros incidentes en el barrio. Se trata de
un hogar con mucho conflicto y un clima de abuso reiterado.
El hombre denunciado fue objeto de una serie de denuncias
periodísticas anteriores por explotación infantil, ya que con sus hijas
adolescentes trabajaban recogiendo basura en condiciones lamentables. La
situación continúa pese a reiteradas intervenciones.
Un vecindario triste
El vecindario parece triste. Hay casas prósperas, pero
muchas aparecen dañadas, con vidrios rotos. Los vecinos guardan silencio.
“Tampoco quiero involucrarlos porque creo que tienen cierto temor”, dice Luna, quien
describe un clima que “hace falta revertir”.
“A mí me rompieron los vidrios, con la primera denuncia
sobre la violencia doméstica. Luego hubo otros gestos: hombre me llenaba la
vereda de basura. Y después vinieron los incendios”
Le quemaron la casa dos veces, el 24 y 25 de febrero. Luego le
robaron elementos de la casa. Hubo otras visitas: le rompen las puertas, los
candados. “Lo hacen para dejar constancia de que siguen por ahí”, dice el
periodista.
“Yo sé quién me quemó, pero no tengo pruebas”, agrega.
Selva prometió ocuparse
Luna ahora se encuentra en el trámite de solicitar materiales
a Desarrollo Social para la reparación de la vivienda. “Mis amigos fueron a
Desarrollo Social para pedir apoyo. El 29 de mayo me atiende Cristina Arias,
quien me dijo que van hacer un diagnóstico socio-ambiental antes de resolver el
tema”.
“También hablé con Carlos Selva y le expliqué que es un
problema integral. Me prometió ocuparse”, dice Luna. “Yo necesito seguridad, apoyo
de las autoridades, porque necesito poder habitar la casa. Creo que quien me
está jorobando se comporta como un mafioso, que maneja a un montón de gente que
manda a hacer daño”.
“Quien está promoviendo esta situación no me a dejar volver
a la casa. Y la propietaria anterior padeció una situación similar. Sospecho
que quieren quedarse con el inmueble. Reclamo custodia policial y respaldo de
las autoridades”, enfatiza.
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