La discusión viene de larga data y cada vez que se produce un corte de ruta o calle se instala en la mesa de los bares y en las charlas del día: qué barbaridad, no te dejan ir a laburar con esos cortes!
Y la iniciativa de legislar sobre las manifestaciones y las protestas parece un exceso sobre el sentido común, sobre los derechos de la libre expresión de todos y un modo de acotar lo espontáneo e inasible.
Y es que siempre, en cada movilización y corte, lo que se pone en entredicho, en paréntesis, son los derechos de unos y otros: los que protestan y los que ven impedidos sus propios derechos por esta medida.
Parte del Aire de estas iniciativas ordenadoras, tienen algo de buena intención, pero se corre el riesgo de trasponer los límites con los límites, y de abrir un lugar para limitar y hasta reprimir.
Porque qué más valedero que la protesta en sí, donde uno expresa lo que piensa ejerciendo esa libertad de manera espontánea y al que no le guste ... marche preso!
Y la iniciativa de legislar sobre las manifestaciones y las protestas parece un exceso sobre el sentido común, sobre los derechos de la libre expresión de todos y un modo de acotar lo espontáneo e inasible.
Y es que siempre, en cada movilización y corte, lo que se pone en entredicho, en paréntesis, son los derechos de unos y otros: los que protestan y los que ven impedidos sus propios derechos por esta medida.
Parte del Aire de estas iniciativas ordenadoras, tienen algo de buena intención, pero se corre el riesgo de trasponer los límites con los límites, y de abrir un lugar para limitar y hasta reprimir.
Porque qué más valedero que la protesta en sí, donde uno expresa lo que piensa ejerciendo esa libertad de manera espontánea y al que no le guste ... marche preso!
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