La promesa de un mundo nuevo resurge cada
navidad y tras esa promesa crece la esperanza de lograr aquello que nos haga
bien: la paz y el amor entre los hombres.
La vivencia de este estado se puede graficar en
esa imagen del pesebre donde entre animales y pastores, en la más profunda
humildad nacía el niño Jesús.
Las condiciones de humildad nos recuerdan el
despojo de todo confort en el cual estamos habituados a vivir: condiciones que
hoy muchos afrontan con la falta de energía y agua.
Parte del Aire de estos días, en extremo
calurosos, necesitan de un cuidado extra para prevenir recaídas y malestares y
mitigar todo el calor y sus consecuencias.
En este tiempo de promesas, que la luz vuelva o
el agua circule con normalidad, son condiciones imperiosas para transitar estos
días en paz, evitando golpes de calor directos al corazón.
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