Cuando niños, muchas veces solía decirse que
algunos no tenían derecho al pataleo a pesar de situaciones injustas o que
habían sido perjudicados de manera arbitraria o casual.
El derecho al reclamo es una posibilidad de
expresión y utilizarlo es como una descarga, una liberación de energía, una
catarsis en tanta situación problemática coyuntural.
Este derecho nos asiste en tanto consumidores,
usuarios, ciudadanos que viven en un territorio con un Estado cuya función
marco es velar por todos sus integrantes.
Parte del Aire de estos tiempos sobrecalentados
nos ponen a prueba en el ejercicio del reclamo, la paciencia y la tolerancia
frente a los inconvenientes del sistema.
El reclamo justo debe ser oído y atendido, el
derecho nos asiste y las empresas y el Estado deben darle curso, encontrar las
soluciones y buscar que se haga la luz.
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