La imagen es por demás de elocuente: sujetada
por el cuello, como un abrazo siniestro, la mujer se mantenía inmóvil ante el
diálogo entre el delincuente y la policía que rodeaba la casa.
Las seis horas de atención, de incertidumbre
que vivió esa familia acapararon la atención de la mayoría con una cobertura en
vivo y en directo que se resolvió de manera pacífica.
Nuevamente la sensación de inseguridad y cada
vez más los ciudadanos se sienten rehenes de esta realidad que guarda muchas
aristas sobre este tema candente.
Parte del Aire que se respira cada vez que se
televisa una situación así, se asemeja a una película de suspenso donde el
segundo a segundo se palpita de manera intensa.
Cabe preguntarse si este tipo de situaciones se
pueden prevenir o si somos rehenes de una realidad que nos empuja a lo incierto
anhelando la libertad.
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