Evidentemente la comida entra por los ojos pero
también por la nariz y en estos últimos días pasados se pudo comprobar con la
impresionante multitud que recorrió la feria de las colectividades.
Aromas y sabores se entremezclaban en la plaza
y en el centro de la ciudad y la postal de comensales recorriendo los puestos
era una imagen típica, como los platos típicos de cada país.
Marcados por los aromas y sabores, la comida
nos define, como los olores definen el estado de los alimentos y el Estado
define y organiza el espacio público.
Parte del Aire de estos días pasados pusieron
en evidencia la carga significativa del espacio público y la comida como lugar
de encuentro y reunión.
Hoy es el día del hábitat y muchas veces los
aromas se convierten en olores cuando no son atractivos y entonces, destapar
ollas o acercarse al río no es una sensación agradable.
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