El conflicto bélico de baja escala que vive la zona
de Medio Oriente, en Siria, parece una historia que no tiene fin, o al menos no
uno previsible a corto plazo.
El mismo Assad, presidente sirio, advirtió que
de ser atacada por Estados Unidos, el conflicto se expandiría a la región,
afectando a países limítrofes como Jordania.
Nuestros problemas no tienen la escala de
Siria, pero podríamos pensar que tenemos nuestras Sirias cotidianas: en los
enfrentamientos mínimos entre estudiantes, en la tensión latente por un pedazo
de tierra.
Parte del Aire de estas inquietudes latentes,
muchas veces tienen sus razones, desde las veredas que nos paremos, pero hay
que afinar la agudeza mental y el oído para discernir.
Que una celebración pacífica por la primavera
despierte tantos enconos es para tener en cuenta y comenzar a deslindar
responsabilidades: sobretodo en los adultos que muchas veces apañan actitudes
repudiables.
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