Atahualpa Yupanqui es uno de esos íconos de la
cultura argentina que con su obra ha descripto, pincelando el paisaje, una
parte del ser nacional.
Una de las bellas canciones de su repertorio es
“El arriero” donde cuenta la vida y el trabajo de este obrero de las pampas y
los rodeos.
“Las penas y las vaquitas se van por la misma
senda” dice don Ata y la imagen queda pregnada sobre esa idea del vacío donde
no queda nada, ni siquiera el dolor propio.
Ayer, en pleno Mercado de Liniers, algunos
trabajadores echaron, literalmente a los productores del campo que mantienen un
lockout patronal, para continuar con el arreo.
La medida fue extrema, como extremas son a
veces las protestas: la imagen de la leche derramada sigue girando en la
memoria de la gente.
Parte del Aire de las manifestaciones, en
tiempos electorales, se cargan de un sentido que hasta tergiversan el origen de
la protesta y las medidas.
Como dice Atahualpa, la sensación muchas veces
es que “Las penas son de nosotros y las vaquitas… las vaquitas son ajenas”.
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