Nada más significativo, más altruista en las
relaciones con los otros, con nuestros pares y contemporáneos que la
posibilidad de darse al otro, de manera desinteresada.
La donación de órganos es un acto de amor y la
capacidad de poder llevarla a cabo habla de la grandeza de la persona que dona,
que toma esa actitud.
Donar es dar sin recibir nada, sin esperar nada
a cambio y donar un órgano es un acto de entrega que llega al súmmum de la
empatía: de ponerse en el lugar del otro.
Ponerse en el lugar del otro es el primer paso
en ese acto de amor: estar en los zapatos, en la piel del otro, es tomar
conciencia de la situación del otro.
Parte del Aire de estos últimos tiempos,
tiempos de tensión y confrontación cada vez más visible: ponerse en el lugar
del otro sería una de las maneras de comenzar a cambiar estas inequidades y
desigualdades a la hora de relacionarse con los otros.
Hoy es el día nacional de la donación de órganos y pronto estará en
las calles la campaña “Más por menos” que busca colectar, unir voluntades y
aportes por los más necesitados. Por esto donar es un acto de amor supremo.
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