A todos nos gusta jugar, al menos cuando éramos
chicos. Algunos todavía guardan ese placer por lo lúdico.
Muchos mantienen esa costumbre lúdica en los
juegos de azar, donde la suerte se baraja en las circunstancias fortuitas;
otros complejizan el juego con especulaciones como en el póker, donde los
nervios se ponen a prueba y las apuestas forman parte de la mecánica del juego
mismo.
Juego, azar, apuestas, especulación son
palabras que se entrelazan en este mundo de lo lúdico que conlleva a otras
implicancias: muchas veces pocos son los que pueden entrar en ciertos juegos.
Lo cierto que este tipo de juegos se basan en
la premisa fundamental que alguien gana y otros pierden.
Quizá entre los juegos de azar la perinola sea
uno de los juegos más democráticos donde cabe la posibilidad de que todos
pierdan o todos ganen.
Parte del Aire de estos últimos días puede
verse ciertos movimientos de apuestas en varios frentes de juegos; y la
metáfora lúdica permite apreciar con perspectiva lo que sucede en la realidad.
En un año electoral, muchos políticos anuncian
que lo que está en “juego” es el futuro de la Argentina. Será
cuestión de no apostar todo a pleno, de pensar las variables de juego, de
pensar la estrategia a seguir.
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