La noticia copó inmediatamente las pantallas de
todos los canales: la muerte del presidente Hugo Chávez Frías recorrió el mundo
entero como reguero de pólvora.
Tan impactante como la renuncia de Benedicto
XVI, el fallecimiento del comandante sorprendió a todos: los pros y los contras
y hasta los escépticos de todo.
Su deceso abre la incógnita en varios frentes:
en Venezuela sobre el lugar que deja vacante; en la región sobre la ausencia de
uno de los impulsores más firmes de la “Patria Grande”; en el mundo, el espacio
vacío de una figura que muchas veces marcó agenda.
El sueño bolivariano de una América del Sur
independiente y autónoma fue el alimento espiritual de su concepción
ideológica.
Hugo Chávez Frías marcó rumbos y muchas veces
ayudó a torcerlos: en Mar del Plata, sumándose a los presidentes de la región
imposibilitando la concreción del ALCA, en Venezuela posibilitando que un alto
porcentaje de la población accediera a beneficios negados durante décadas: más
de 2 millones de venezolanos alfabetizados.
Parte del Aire que se respira en estos días,
desde ayer, es una sensación de sumido respeto y condolencias por la ausencia
de un hombre que abrazó sus ideales y los defendió hasta la muerte.
Hasta la victoria siempre comandante Hugo
Chávez Frías.
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