El azar concita atracción y un poco de
adrenalina. Sino habría que preguntarse
porqué mucha gente pierde tiempo en los juegos y dinero en las apuestas.
Luego de un fin de semana largo la realidad nos
hace caer en lo que falta por cerrar para comenzar el año: paritarias,
definiciones en varios juicios públicos, el inicio o no de clases.
La sucesión del Papa Benedicto XVI ha generado
una serie de apuestas en torno del que ocupará su lugar.
Probar la suerte o predecir el resultado
colocando las esperanzas en una opción parecieran ser parte inherente de la
conducta del hombre.
Lo que uno se debería preguntar es qué se pone
en juego en cada apuesta que se realiza.
Muchas veces se analoga la vida a un juego,
como la perinola, donde algunos pueden ganar o perder todos.
Parte del Aire de lo que se viene requiere
definiciones que no son un juego porque definirán parte del futuro de los próximos
meses y años.
Las apuestas solo benefician a la banca y la
vida puede ser una perinola pero está en uno apostar o trabajar sobre lo
seguro.
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