Lunes y martes, feriado por los carnavales, son
fechas que se recuperaron en esta democracia que este 2013 cumple sus primeros
30 años de continuidad.
Lunes y martes extienden el reinado de Momo en
estas fechas carnavalescas donde los órdenes se trastocan: el pordiosero es rey
y cualquiera puede, por cuatro días, ser cortesano en estas fiestas populares.
Coincidentemente, este 2013 aglutinó este fin
de semana el comienzo del nuevo año chino: el año de la Serpiente de Agua –
donde se siembra para cosechar el año siguiente-.
Los chinos y su tradición milenaria, se
entremezclan con esta tradición occidental del exceso: Bacco sirve en la copa
de Confucio el elixir de la diversión, intentando conjurar los acechos del
Hades.
Fiesta de los pueblos, harina y ruda, agua y
serpentina, para alejar los pesares de la vida cotidiana, de la rigidez de lo
monótono, lo impuesto, lo imperativo.
Parte del Aire de estos Corsos retoman la vieja
tradición de la burla, del tropezón provocado para señalar que nada es para
siempre, que lo dado es una transición y la vida encierra secretos nunca
develados.
Dos noches de expresión liberada, donde se
juntan el justo con el ignorante, el rico con el pobre, el sabio con el romántico
para celebrar la vida.
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