Muchas veces en la tarea cotidiana de informar,
de dar la noticia, uno camina por una delgada línea: entre el recorte
arbitrario de la realidad y la opinión personal.
Darle aire a todas las voces, contemplar los
hechos en la mayor cantidad de ámbitos, respetar y ser respetado: son desafíos
que cada día uno atraviesa en el andar.
Como diría el célebre filósofo “el movimiento
se demuestra andando”, todas las mañanas los periodistas que estamos al frente
de un micrófono vamos sosteniendo nuestros créditos: la credibilidad, la
responsabilidad informativa.
En una realidad tan plagada de multiplicidad de
hechos: relevantes, insignificantes, cotidianos, trascendentes y hasta
espectaculares; buscar la noticia es un ejercicio de lectura fina, de pesquisa
detectivesca.
Entre el fallo del caso Marita Verón y la
visita de Madonna a la
Argentina hay un abismo de sensaciones, de estados de ánimo
que se fomentan o aplacan.
Parte del Aire de lo que se informa, cómo se
informa, para qué se informa en los medios de comunicación tienen una carga
emotiva que hay que manejar con cuidado.
No es lo mismo informar que en la ciudad de
Buenos Aires aumentó la cantidad de personas en situación de calle, que
comentar los caprichos de una “diosa” del pop en su paso por River Plate por
más que sean muchos más los espectadores que vieron a Madonna que los que piden
y duermen en Buenos Aires.
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