En los 90 hubo un auge de la privatización de
ciertas funciones del Estado: los bienes y servicios que prestaba el Estado
pasaban a manos privadas con el consabido cobro de servicios.
Así pasaron YPF, Correo, los fondos
previsionales de los abuelos, los medios de comunicación, las autopistas y
rutas y hay un largo etcétera.
El espacio público se contrasta con el espacio
privado por la libertad del derecho a circular, entre otros. Es de uso y
dominio público.
La discusión de cobrar o no entrada a un
espacio público como el Parque Municipal es Parte del Aire de una discusión más
amplia sobre la recuperación de esos espacios y el rol del Estado.
La calle, las plazas, las veredas, las riberas
de los ríos, las rutas y sus banquinas, los espacios abiertos serían impensados
sin esa posibilidad de libre circulación, sin esa vital libertad de
desplazamiento.
Los espacios públicos son de todos y entre
todos debemos cuidarlos para una mejor convivencia, para seguir habitando ese
espacio, nuestro espacio vital.
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