El fallo de la Corte Suprema con sus tres integrantes votando por unanimidad, es un ataque a la democracia y la institucionalidad de la Argentina. Luego de más de una década de tener cajoneado el tratamiento del caso; con dos instancias que sostuvieron la condena utilizando artilugios técnicos irrisorios; la doble vara que condena y absuelve; la imparcialidad de un tribunal que perdió toda credibilidad.
Hoy, quienes abrazamos la idea de un país inclusivo, con derechos y la esperanza de trabajar con dignidad, miramos con desilusión la época y los hechos que se están desencadenando injustamente contra los ciudadanos de a pie; los trabajadores; los emprendedores; los comerciantes; los pequeños y medianos empresarios.
Si "La patria es el otro", hoy, en este momento nefasto, ante una condena injusta, arbitraria e imparcial, hoy, somos todos, un poco Cristina. Porque en la figura de una mujer que abrazó la política; gestionó para las mayorías y las minorías; devolvió la dignidad de gran parte de la población de un país que padece de cierta amnesia social; en esa mujer se aglutina el cuerpo social y las esperanzas de un futuro mejor.
Hoy, somos un poco Cristina. Como lo fuimos y seguimos siendo Santiago Maldonado, Mariano Ferreyra y tantos conciudadanos que padecieron y sufrieron la injusticia en esta democracia que está desangrando.
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