A 200 días de la medida para paliar el coronavirus, la delgada línea que divide el deber ser y lo que se puede.

Algunos hacen foco en la extensión, excesiva destacan, del tiempo transcurrido desde aquel 20 de marzo pasado hasta estos ya 200 días de cuarentena y aislamiento y distanciamiento que impactan en la vida cotidiana de todos.

Y las dicotomías que en un comienzo se plantearon entre salud vs economía, se han diluido o complejizado en un escenario que oscila entre el agotamiento, el relajamiento en las conductas y la necesidad imperiosa de sostener una economía que hace agua en varios frentes.

La delgada línea entre lo que se debe hacer y lo que se puede, entre la urgencia y lo importante, surge como un dilema que empieza a interrogar a cada uno de nosotros: desde el accionar propio, hasta las responsabilidades colectivas o familiares que se ponen en juego.

En este contexto en continua tensión, la complejidad es Parte de una realidad que no conoce de recetas mágicas ni de soluciones "correctas" porque la multiplicidad de aristas o variables que se ponen en juego hace la elección casi un imposible.

Alejandro Magno, frente a la disyuntiva del nudo Gordiano que le planteaba un problema sin aparente solución, optó por el filo de su espada y cortó en dos aquello que debía desatarse, encontrando una respuesta fuera de lo común.