Tras su partida el mundo quedó un poco vacío, tironeado entre la ilusión de un espectáculo que adormese desde la televisión y la realidad cruel repetida en imágenes de que la vida no vale nada.
Una América Latina que puja por encontrar su destino, siguiendo el sendero de la hermandad y de la Patria Grande, que sufre de los acosos de quienes aspiran a continuar explotándo sus riquezas.
Parte del Aire de estos tiempos han perdido cierta magia, escondida en las líneas de los libros, donde las historias se reproducían alegremente ofreciéndole color y calor a la realidad cotidiana.
Queda la esperanza de encontrar esa llave misteriosa que habra las puertas para ir a jugar a los parques de la infancia, de la mano de otros cronopios que generosamente intentan cambiar este mundo.
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