El poeta Horacio Ferrer falleció a los 81 años de edad y la ciudad de Buenos Aires llora a quien exaltó en sus letras de tango, la figura porteña con sus aires arrabaleros mezclados de psicodelia.
Subidos a su "ilusión super sport", muchos recorrieron la espesura de Buenos Aires, junto a las melodías de Astor Piazzola, descubriendo una geografía mezcla de cafetín y mañanas trasnochadas.
"Balada para un loco", "Chilín de Bachín" o "María de Buenos Aires" son algunas de las piezas de ese recorrido propuesto por Ferrer, último de los poetas del tango, bisagra entre la vieja y la nueva guardia.
Parte de Aire de las despedidas nos conmueven por la impronta del vacío y también porque a partir de ahí el camino, la vida misma se transita un poco más solo.
Pero a pesar de las partidas, quedan los momentos, los recuerdos y en el caso de Ferrer, queda su poesía, sus letras entretejidas con la música que nos alimeneta y nos representa: el tango.
Subidos a su "ilusión super sport", muchos recorrieron la espesura de Buenos Aires, junto a las melodías de Astor Piazzola, descubriendo una geografía mezcla de cafetín y mañanas trasnochadas.
"Balada para un loco", "Chilín de Bachín" o "María de Buenos Aires" son algunas de las piezas de ese recorrido propuesto por Ferrer, último de los poetas del tango, bisagra entre la vieja y la nueva guardia.
Parte de Aire de las despedidas nos conmueven por la impronta del vacío y también porque a partir de ahí el camino, la vida misma se transita un poco más solo.
Pero a pesar de las partidas, quedan los momentos, los recuerdos y en el caso de Ferrer, queda su poesía, sus letras entretejidas con la música que nos alimeneta y nos representa: el tango.
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