Los números estremecen : 85 muertos, 300 heridos y la falta de justicia, o castigo a los culpables, como estremecen también las imágenes del atentado con una cuadra de Buenos Aires envuelta en escombros.
La imágen contrasta en el imaginario con la pasividad de nuestro pueblo, igualada únicamente por el bombardeo de la plaza de mayo aquel 16 de junio de 1955.
Parte del Aire de estas fechas dolorosas nos recuerdan la fragilidad de la paz y nos invitan a redoblar esfuerzos por mejorar las condiciones de diálogo y respeto entre los pueblos.
La AMIA duele, veinte años después, como duele el atentado a la embajada, como también duele ver morir a inocentes en Gaza de la mano de misiles lanzados por un Estado que debería propiciar a la paz.
Comentarios