Hay un cuadro de Van Gogh donde la imagen de
unos zapatos de labrador tiene una carga simbólica inigualable, hablándonos de
la vida de su dueño.
Muchas veces la expresión “ponerse en los
zapatos del otro” corre de boca en boca, remarcando la existencia del otro, del
prójimo, del par.
Sería dable en política que esta expresión se
traslade hacia la vocación de servicio de los mismos políticos y funcionarios,
máxime cuando hay problemas en algunas fuentes laborales.
Parte del Aire de los discursos que pululan en
plena campaña electoral hacen foco en las necesidades y muchas veces las
promesas superan la posibilidad real de modificar situaciones.
La cesantía de operarios de Guildfor y la
situación precaria de muchos trabajadores amerita, más allá de las ideologías,
ponerse en zapatos del otro y demostrar empatía aportando soluciones reales.
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