Promediamos agosto y dos fechas atraviesan la
memoria colectiva del pueblo: por un lado un nuevo aniversario del
fallecimiento del Padre de la
Patria ; por otro el recuerdo de un grande de la música
popular romántica.
José de San Martín fue un ser humano como
cualquiera de nosotros, abrazando con convicción sus ideales y realizando
tareas extraordinarias, empujado por su pasión.
Sandro, el gitano, hizo de la pasión su bandera
y selló a fuego el corazón y los oídos de varias generaciones, con las letras
de sus canciones y su modo particular de cantarlas.
Parte del Aire de estos días concelebratorios
recuerdan en la memoria de los pueblos la pasión, el arrojo y el amor tienen
lugares privilegiados y figuras destacadas que nos guían.
Si habría que elegir un color, el rojo destacaría
esa fuerza interior que motoriza las acciones y las emociones fuertes; fuerza
que corre por las venas impulsadas por la pasión.
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