La explosión en Rosario ha suscitado un sinúmero
de comentarios sobre las responsabilidades de los mercerizados y de las
empresas prestadoras de servicio.
Una problemática que afecta, no solo a los
mismos trabajadores en la merma de sus condiciones laborales, sino también a
los usuarios y clientes en la calidad de los servicios prestados y en las
reparaciones.
En la década de los 90, eficiencia y eficacia
eran dos palabras mágicas para permitir las derivaciones de responsabilidades
de efectuar podas laborales con trabajadores en las calles, vueltos a tomar
contratados.
Parte del aire de estos tiempos vienen
planteando la necesidad de revisar y establecer reglas claras en los convenios
colectivos de trabajo y en la calidad de los servicios.
Un trabajo mal hecho, sin supervisasión
especializada puede acarrear consecuencias desastrozas, además si el Estado no
activa los órganos de control necesarios.
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