La última semana de mayo comienza con un paro
por 48 horas de los docentes bonaerenses, luego de quince días de conciliación
obligatoria.
En la pelea que ya lleva cuatro meses, los únicos
perjudicados directamente son los alumnos que han tenido clases con
irregularidades: ya por los paros, ya por las deplorables condiciones de
infraestructura y la tensión permanente del tire y afloje.
Concluida la semana de Mayo, el recordatorio
por los 10 años de continuidad de un gobierno democrático y popular, lo que se
espera a esta altura del año es seriedad en la resolución de los problemas.
Parte del Aire de estos meses se llenaron de
noticias que daban cuenta del legitimo ejercicio de las paritarias, de las
negociaciones colectivas de trabajo y del conflicto creciente entre docentes –
provincia.
La educación pública es un derecho, la
negociación salarial también lo es; la democracia es un derecho ganado y la
gestión de los recursos debería ser, además de un derecho de todos cedido, una
obligación por hacerlo bien: los representados esperan al menos esto de los
representantes.
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