La mitología griega guarda muchas historias
fabulosas, muchas explican los orígenes de ciertas cosas.
La historia de Prometeo es una de esas bellas
historias griegas que guardan dentro de su final trágico un mensaje, en este
caso, de cierta heroicidad.
Prometeo, el protector de la humanidad,
consigue para los hombres el fuego, luego de robárselo a los dioses.
El castigo divino se enlaza en la historia con
Pandora y la caja donde estaban todos los males de la humanidad. Caja que abre
Pandora quedando la esperanza en el fondo.
Si algo anduvo rondando en esta semana como un
aire renovado, fue esa idea de la esperanza, la renovación de una sensación de
posibilidad.
La historia se escribe en relatos, los relatos
cuentan historias que se van ordenando, dándonos cierta seguridad de
predeterminación: la esperanza nos muestra que a veces tienen un porque.
Parte del Aire en estos nuevos tiempos que
muchos avizoran, la esperanza está puesta en la posibilidad que tenemos de
cambiar, de mejorar, de construir un futuro distinto.
La esperanza se puso en marcha y hay que andar
caminos, poner el mejor esfuerzo y seguir adelante. Caminante, no hay caminos,
solo estelas en la mar.
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