Diez años de investigación. Una madre
desesperada que en su búsqueda de la verdad y por recuperar a su hija,
consiguió lo que toda una fuerza policial nunca pudo conseguir: recuperar a
mujeres de la trata de blancas.
Es lamentable, al menos, la sentencia del
tribunal que ayer absolvió a los 13 imputados en el caso de Marita Verón.
Diez meses de juicio, 130 testigos – entre
ellas víctimas de las redes de tratas-, 13 imputados y Susana Trimarco, la mamá
de Marita, aún espera justicia por su hija desaparecida.
El tema puede abordárselo desde una visión de
mercado puramente: si no hay demanda, no hay oferta; si no hay clientes, no hay
“producto”. Y por producto entiéndase: mujeres sometidas al abuso y la
prostitución.
Susana Trimarco buscó u seguirá buscando a su
hija: Marita Verón, víctima de la trata de personas y la prostitución. Me
solidarizo con esa madre en dolor y su desesperación.
Parte del Aire de lo que se respira en estos
días tiene a la justicia sentada en el
banquillo de los acusados. Son varios los fallos y los sucesos que han puesto a
los funcionarios judiciales en el foco de la tormenta.
Por una justicia más proba, más
“paradójicamente” justa, igualitaria y equitativa, contra la trata de personas
y por la recuperación y aparición de Marita Verón.
Será justicia.
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