Colegio de Martilleros Mercedes

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Editorial 11/12: Tango que me hiciste daño...


¿Dónde estarán? pregunta la elegía 
de quienes ya no son, como si hubiera 
una región en que el Ayer, pudiera 
ser el Hoy, el Aún, y el Todavía.
¿Dónde estarán? (repito) el malevaje 
que fundó en polvorientos callejones 
de tierra o en perdidas poblaciones
la secta del cuchillo y del coraje?

¿Dónde estarán aquellos que pasaron,
dejando a la epopeya un episodio,
una fábula al tiempo, y que sin odio, 
lucro o pasión de amor se acuchillaron?

Una mitología de puñales
Lentamente se anula en el olvido;
Una canción de gesta se ha perdido
entre sórdidas noticias policiales.
[…]
Hay otra brasa, otra candente rosa
de la ceniza que los guarda enteros;
Ahí están los soberbios cuchilleros
y el peso de la daga silenciosa.

Aunque la daga hostil o esa otra daga,
el tiempo, los perdieron en el fango,
hoy, más allá del tiempo y de la aciaga 
muerte, esos muertos viven en el tango.

En la música están, en el cordaje
de la terca guitarra trabajosa,
que trama en la milonga venturosa
la fiesta y la inocencia del coraje.

[…]
En los acordes hay antiguas cosas:
el otro patio y la entrevista parra.
(Detrás de las paredes recelosas 
el Sur guarda un puñal y una guitarra.)

Esa ráfaga, el tango, esa diablura,
los atareados años desafía;
Hecho de polvo y tiempo, el hombre dura 
menos que la liviana melodía,

que solo es tiempo. El Tango crea un turbio 
pasado irreal que de algún modo es cierto,
el recuerdo imposible de haber muerto
peleando, en una esquina del suburbio.

Poema - Jorge Luis Borges

El tango

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