Muchos se indignaron y rasgaron vestiduras porque el hecho afectaba, según ellos, la ilusión de los más pequeños y la memoria de uno de los personajes más queribles de los corsos locales.
Lo cierto es que en este paso de comedia involuntaria hubo, lo que los militares denominan "daños colaterales" que pasaron desapercibidos pero que, lamentablemente indignan también.
Parte del Aire de este suceso, la premiación de la mejor atracción con un distintivo significativo, arrojó varios heridos y una disputa que se intentó zanjar salomónicamente pero no resultó.
Con las cuentas claras a medias, los platos rotos recayeron en el eslabón más débil de la cadena, dejando el sabor amargo de una solución que no conforma a todos pero que era necesario definir.
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