Aquel 30 de diciembre del 2004 el asombro no dejaba reaccionar ante las imágenes de cientos de jóvenes recostados en las veredas de Bartolomé Mitre, rescatados de las llamas y el humo provocado por una bengala.
Ciento noventa y cuatro personas fallecieron asfixiadas aquella nocha, en vísperas de un fin de año, tan lúgubre que por única vez en las fiestas, se oyeron pocos estruendos de pirotécnia aquel 1º de enero.
Parte del Aire de este recordatorio, tras una década del hecho fatal, las familias de las víctimas tienen un lugar donde recordar a sus seres queridos y la justicia medianamente adjudicó responsabilidades.
Tras una década, el incendio de Cromañon dejó secuelas en una sociedad que sigue reclamando un debate a fondo sobre la seguridad, la nocturnidad y la responsabilidad de los mayores para con los adolescentes.
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