Los economistas miran la realidad de los números mientras los juristas analizan la letra chica de los acuerdos para dilucidar si mañana estaremos en el pero de los mundos posibles tras el "default".
Y la sensación que se propaga es que, el día después será otro día más, lejos de las imágenes dantescas del 2001, cerca del trajinar cotidiano, donde los de abajo la pelean a pesar de los tecnicísmos.
Parte del Aire de estos vaticinios guardan cierta tendencia a lo catastrófico, el fin de los tiempos, donde los publicistas azuzan las conciencias para obtener de la máxima "a río revuelto ... ganancia de pescadores".
Claridad, conciencia, memoria deberán ser algunos de los conceptos a tener presentes ante tanta "pálida" y alarmismo frente a una negociación que como tal, deberá tender al diálogo de las partes.
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