Y llegó el día después, el día después de un
evento de magnitudes que fue televisado, cubierto y fotografía por la crónica
periodística.
El día después del 18 A , de la marcha de las
cacerolas en protesta por: la reforma de la justicia, las medidas económicas
llevadas a cabo por un gobierno institucional, y la lista sigue con los
testimonios que ayer se podían escuchar.
Los análisis de la protesta ya empezaron a
circular, los cálculos de la representación de los manifestantes, el sentido de
esta manifestación y quién capitaliza todo esto.
En el día después de un hecho movilizante, los ánimos
tienden a calmarse, las miradas a enfocar no ya en el árbol sino en el bosque
mismo.
Parte del Aire de estos tiempos “agitados” lo
saludable es que, quiéranlo o no, la política llegó para marcar presencia, para
plantar bandera, a pesar de disimularlo.
Y no es cuestión de generalizar pero desde que
las cacerolas se hacen oír en estas tierras, los partidos políticos asumen el
compromiso de “acompañar” las expresiones espontáneas de un sector de la
población. Enhorabuena.
Comentarios