Comenzamos la semana laboral. Muchos
aprovecharon estos días para salir de paseo, otros disfrutaron del descanso en
sus casas, en su ciudad.
Ayer, los noticieros inundaban la pantalla y
las radios con información del temporal que desde la madrugaba se desataba en
Capital Federal y el Conurbano Bonaerense.
El agua busca la pendiente, corre y se lleva
todo consigo: hojas, basura, autos.
La mañana del 2 de abril se llenó de imágenes
que recorrían los distintos barrios de Buenos Aires: la desesperación de los
que perdieron todo, la solidaridad de los vecinos “rescatando sus autos”, la
desidia y la impotencia de un gobierno comunal cuya defensa civil había sido “desbordada”,
literalmente, por el agua.
Agua que no has de beber, déjala correr, reza
el refrán y ayer, esa cantidad inusitada de agua buscó los recovecos para
salir.
“Tragedia climática”, “negligencia política”, “impericia
en la gestión”, lo cierto que hoy, cerca de medio millón de porteños y vecinos
del Conurbano y La Plata
deben continuar sus vidas con sus pertenencias arruinadas.
Parte del Aire de este fin de semana “extra
large” nos pone sobre aviso que las vacaciones son una cuestión mental pero “el
buen clima” no depende del calendario.
Con el agua hasta el cuello se vivieron
momentos de extrema angustia horas pasadas, con la misma adrenalina, debe
responderse a la desgracia de muchos inundados.
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